Si pienso en mi infancia, en el aula que tenía en el colegio, donde cada día era como el de la marmota porque pocas cosas pasaban, no puedo dejar de lado la obra del artista Tadeusz Kantor “La clase muerta”, aquí dejo un enlace donde se puede ver un fragmento de la película.
Debemos pensar y recordar cómo influye la educación que recibimos, la importancia del docente en nuestras vidas, y sobre todo, el lugar donde tantas horas hemos pasado. En mi caso, me siento afortunada de haber formado parte de un experimento, allá en los años 80-90 que denominaron Reforma Experimental de la Educación Media (REM) porque nos quitaron los libros, nos pusieron a trabajar en grupos y la disposición de las mesas era cada día diferente. Gracias a la REM supe que las cosas se podían hacer de otra manera.
En el instituto me sentí libre, rebelde, pero al final… aprendí a tomar conciencia, a desarrollar la empatía, apoyo, cooperación y respeto. Aunque es cierto que no dejaba de contar los días que me quedaban para terminar y poder marcharme de viaje. Un año sabático a Australia con mis propios ahorros, pero eso es otra historia.
¿Por qué las aulas de infantil o primaria son más divertidas y visualmente más agradables que las de secundaria?
La misma sensación tengo cuando visito un hospital. La planta infantil está llena de color, de imágenes alegres y buen rollo; sin embargo, la planta de adultos… sin comentarios.
Parece ser que conforme crecemos perdemos el derecho a los entornos con colores, la comodidad de sentarnos como queramos y la libertad de usar el suelo, por qué no. A lo largo de la historia de la educación se han conocido diversidad de espacios para la enseñanza. A continuación señalamos los modelos prototípicos del aula:
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El preceptorado: la enseñanza individual (el tutor en casa)
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El aula caótica: de la enseñanza individual a la clase colectiva (sálvese quien pueda)
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El aula tradicional: el rigor (el aula orden, profesor en tarima y alumnos frente a la pizarra. Los buenos delante y los malos detrás)
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El aula compleja (el espacio del aula se transforma mediante una organización del espacio diferenciada, variable y multifuncional). Todo ello tiene como fin potenciar los tres saberes en igual medida: el saber, el saber hacer y el saber ser.
Es en el aula compleja donde los docentes de ELE operamos para poder ofrecer a nuestros estudiantes el mejor entorno de aprendizaje, y para ello debemos tener en cuenta la organización espacial: las sillas en forma de U, los grupos de trabajo reducidos (con portavoz o representante) y la ubicación del profesor en el aula comunicativa (sin barreras arquitectónicas), y los criterios de aula:
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La disposición de las mesas, pupitres, …
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Espacios cómodos, flexibles y oxigenados.
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El aula como espacio de aprendizaje. Dentro y fuera. (INPUT + OUTPUT)
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Atención a la diversidad.
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Espacios interactivos.
Estos criterios nos ayudarán a trabajar sobre dinámicas de expresión oral, tales como: por parejas o tríos, de pie con música (EO en movimiento), círculos concéntricos y el speed dating. Se podrán generar los llamados rincones (pequeños espacios temáticos para la lectura, trabajar el léxico, dibujar, jugar y utilizar recursos tanto analógicos como digitales) y también realizar un trabajo por estaciones, donde se prepara un recorrido para que los estudiantes puedan: practicar por destrezas (EO, EE, CO, CE), revisar una unidad, repasar las partes de un examen, o reflexionar sobre el aprendizaje.
Hay que concebir el aula como un ente vivo que nace, crece, se transforma y reinventa constantemente para llegar a todas las generaciones que la habiten.
Bibliografía
Instituto Cervantes. (2012). Las competencias clave del profesorado de lenguas segundas y extranjeras. Madrid.
Kantor, T. (1975). El teatro de la muerte. Ediciones de la Flor.
Sánchez, A. (2017). Artículo sobre la Reforma Experimental de la Enseñanza Media. Recuperado de https://valenciaplaza.com/la-reforma-educativa-que-se-quedo-a-medias
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